Los depredadores universitarios vieron en la confrontación política del gobierno y la rectoría, azuzada por los enemigos de Alfonso Esparza Ortiz, la oportunidad de intentar derrocarlo y apoderarse de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, hambre de muchos desde hace lustros que ahora se agudizó.
La pobreza de convicciones y su frustración por haber fracasado en sus participaciones en elecciones universitarias, les llevaron a sujetarse de la sombra de la confrontación.
De repente revivieron algunas momias enquistadas en la jubilación y en las aulas de investigación y la academia, lanzando consignas y acusaciones delirantes; quisieron reventar la marcha del 5 de marzo; han pagado para enviar a delincuentes embozados a tomar instalaciones de la universidad; intrigan con gente que se dice ligada al gobierno. No perciben que el área que pisan es peligrosa y socialmente reprobable.
Alfonso Esparza Ortiz, es uno de los Rectores reconocidos por sus logros académicos y de gestión; la BUAP, ha traspasado fronteras en reconocimiento; su fortaleza radica en la unidad universitaria y la solidaridad pública.
No es peleando como se dirimen divergencias, sino con diálogo, acuerdos y negociación, signos de la política sana que está muy por encima de la politiquería enferma.
