REFLEXIONES
Curiosamente el día que Fernando Manzanilla Prieto concedió una entrevista a sus paleros, abriendo fuego a discreción en contra del Gobernador Miguel Barbosa Huerta, “coincidió” con la ausencia de la Diputada Mónica Lara Chávez a la sesión del Congreso poblano, donde se votaría la disolución del ayuntamiento de Tehuacán y la instalación de un Concejo Municipal.
Es común que se filtre con anticipación la votación cameral en temas trascendentes, sabiéndose que sólo 26 legisladores aprobarían la disolución, por eso la ausencia premeditada de Mónica Lara, así como la abstención de Marcelo García Almaguer, quien en Comisiones había votado a favor.
Lara Chávez, al ser abordada por reporteros, explicó que no podía votar porque quería evitar caer en conflicto de intereses, toda vez que su esposo José Miguel Jiménez Castillo es, desde julio pasado, Secretario General de Gobierno del ayuntamiento de Tehuacán. La declaración es torpe, banal a todas luces. La verdadera razón de la no asistencia de la legisladora es porque obedece a los intereses de Fernando Manzanilla Prieto, al igual que su cónyuge.
Las baterías las tienen cargadas para apretar con todo al gobierno de Barbosa.
Siempre han servido al PAN, principalmente al panismo morenovallista, incluyendo a Blanca Jiménez Castillo, hermana de José Miguel, que también ocupó el Instituto Poblano de la Mujer y luego Moreno Valle la hizo Diputada federal por el distrito 9, llevando como suplente a la actual líder del PAN estatal, Genoveva Huerta Villegas.
Si Mónica y Miguel en verdad cuidarán un posible conflicto de intereses, uno de los dos renunciaría para irse a su casa. Lo único que hicieron fue evidenciar su estrategia golpista. Por cierto, no sé por qué Miguel Jiménez puede ser funcionario si cuenta con antecedentes penales y su pasado es turbulento. Bastaría rememorar su paso por el despacho jurídico del locuaz Alcalde panista Luis Paredes Moctezuma o aquel 2014 cuando conoció como huésped la sombra del reclusorio, por citar un par de detalles.
Por lo que toca a la Diputada por el PES, Mónica Lara Chávez, Incursionó en la función pública en 2002 como Jefa del Programa de Adultos Mayores y Violencia Familiar en el Sistema Municipal DIF de Puebla, puesto que ocupó por dos años.
En 2006 tomó las riendas de la Coordinación de Proyectos Productivos en el Instituto Municipal de la Mujer en Puebla. En 2011, ya con Rafael Moreno Valle Rosas como Jefe del Ejecutivo, se convirtió en Coordinadora de la Casa del Abue y Jefa Estatal del Programa de Personas Adultas Mayores del Sistema Estatal DIF.
En 2012, fue designada Directora General del Instituto Poblano de la Mujer (IPM), sustituyendo a su cuñada Blanca Jiménez Castillo. Entonces no se percató del nepotismo ni del conflicto de intereses ni tampoco que el esposo de Blanca, el extinto Genaro Ramírez Rojas, era al mismo tiempo Jefe de la Jurisdicción Sanitaria número 6 de la Secretaría de Salud.
Durante la administración de Moreno Valle, recibieron el visto bueno de Fernando Manzanilla Prieto, pues era el Secretario de Gobernación, el hombre de las confianzas, el ideólogo, el cuñado que también palomeaba la designación de funcionarios.
Es tiempo de pagar favores; de reconstruir el morenovallismo. Mónica Lara, Blanca Jiménez, Miguel Jiménez y Marcelo García Almaguer, son una cuarteta de tantas que sirven al impoluto Fernando Manzanilla Prieto.
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