MIGUEL ÁNGEL GARCÍA MUÑOZ/Reflexiones. – EL RECLAMO DE BARBOSA AL INSABI

Diario ABC Puebla

REFLEXIONES

Deben saber los poblanos que no es culpa del gobierno de Miguel Barbosa Huerta la escasez de medicamentos en la Secretaría de Salud y hospitales públicos. Tampoco es su responsabilidad la mala planeación en la aplicación de la vacuna contra el Coronavirus.
Por eso ha hecho énfasis en su reclamo a la Secretaría de Salud para el Bienestar por no enviar medicinas en lo que va de 2021, no obstante haber recortado los apoyos a los Estados. Es decir, si la federación retiene participaciones en materia de salud, concentra medicamentos para su distribución y decide cómo es la inoculación para controlar la peste, es su obligación cumplir en la protección a la gente, siendo prioritaria la población con altos índices de vulnerabilidad.
El hecho de que Barbosa coincida con las políticas del Presidente Andrés Manuel López Obrador en la erradicación de la corrupción e impunidad, enfatizando abiertamente su lealtad, no lo inhibe ni obstaculiza de hacer extensiva su preocupación de que en Puebla se están acabando los medicamentos y los ciudadanos exigen sus derechos.
Faltaría dinero al gobierno estatal para cubrir las necesidades en el rubro de salud.
Nadie sabe de las gestiones y trabajo que realizan los llamados súper Delegados federales. Las ambiciones políticas superan sensatez y escrúpulos.
No alcanzaron las vacunas contra la influenza ni siquiera para los médicos y enfermeras. Miles de ciudadanos se quedaron sin la protección. Hay desabasto de insulina, heparina, cloroquina, hidroxicloroquina y arcoxia, que son medicamentos especiales para los diabéticos, el cáncer, artritis reumatoide y lupús. Las personas que padecen VIH no tienen forma de conseguir sus tratamientos.
Lo que pasó recientemente en San Andrés Cholula, donde acudieron a vacunarse contra el COVID-19 personas de otras regiones de la entidad poblana, así como de Veracruz, Hidalgo, Estado de México y Oaxaca, habla de una falta de organización y vigilancia, justificándose que la gente rompa con el orden social a sabiendas que no son suficientes los lotes y que si no infringen las reglas no podrán proteger a sus familiares que tienen 60 años o más.
Poco se sabe de los acaparadores, de los especuladores, de los que hacen negocio a costa del sufrimiento ajeno.
Si no hay salud, nada vale.

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